Dicen que el ser humano es un animal de costumbres, es inherente en nosotros ya que seguimos un patrón de conductas, de practicas, de respuestas predecibles, tanto moralmente correctas como inmoralmente incorrectas, egoístas y de auto-sacrificio.
Cuando perdí a Marie no dejaba de pensar en ella, mi cabeza no la podía olvidar o por lo menos no podía dejar que descansara de mi propio pensamiento, de mis recuerdos o de una mera ilusión. Me sentía vacio e inútil a la vez, el día pasaba sin guiños de volverse interesante por algún segundo, la soledad se sentía nauseabunda. Como si estuviera drogado con medicamentos para hacerme dormir, que evitaba que yo me moviera, perdí la noción del tiempo, no recuerdo como camine ese día que la perdí, no me acuerdo como pase tanto tiempo sin saber como me movía de un lugar a otro, solo tenia la noción de un único pensamiento, el de Marie.
No podía dormir ese día , era imposible, era tortuoso, era un sonámbulo que no quería ver el color negro cuando cerraba los ojos, era más fácil arrancarme la cabeza que estar en blanco.
En un momento del día, en el que el tiempo solo pasaba cuando la luz desaparecía con lentitud, recordé una cosa importante que definía a Marie, algo que era intrínseco en ella, algo que me enseño con su vida, la de salvar al mundo, aunque sea la felicidad de un niño por 1 hora, cuidarlo, jugar con el, perseguirlo, hacerse cargo.
En ese momento le dije:
- ¿Por que lo haces?
- Marie: Por que nadie lo haría, nadie se haría cargo de un niño que no es suyo, de jugar con el, en un lugar desconocido fuera del barro de su campamento, nadie lo haría sin pedir algo a cambio. Quiero darle parte de mi vida aunque sea por una hora, no puedo darle dinero, pero si mi tiempo.
En ese momento no entendía su altruismo, ni siquiera entendía su motivación, solo la veía correr, preocuparse, estresarse y aun así no enojarse ni abandonar lo que hacia. Recostado en la cama me di cuenta, ella definió lo que hago ahora, no lo escribió y eso que era una escritora excelente y a la vez una devoradora de libros, lo definió con su carácter, su actos, su vida. Me enseño lo que era “Salvar al Mundo con Sabor a nada”, que lo gratificante no son las gracias, ni siquiera sentirse bien consigo mismo, es solo saber que puedes ayudar a otros, cambiar un poco su historia, buscar una oportunidad.
Estas acciones y muchas otras de Marie me hicieron comprender otra cosa, que las cosas que haces no son una forma de buscar fama, de buscar que te construyan un monumento, que te sonrían en la calle por que haces lo moralmente correcto. La razón máxima de tus actos es “Dejar Huella”, reescribir tus recuerdos y de la gente con la que te encuentras, replicarte en ellos para que otros puedan encontrar alguna respuesta o vivencia.
Una vez que me di cuenta de todo esto, simplemente pensé que tan lejos estaba de ella en vivencias y madurez, me reproche por no darme cuenta en el acto sino tiempo después, tiempo en que Marie ya no estaba conmigo.
Comencé a cambiar de a poco, empecé a buscar algo que me quitara los pensamientos que tenia de Marie, de hacer cosas que me mantuvieran ocupado. Después de mucho tiempo encontré la respuesta, “Salvar al Mundo con Sabor a nada” y me hice una promesa, que si no podía olvidar a Marie, podía convertirla en un inicio, en mi nuevo inicio. Con ello entre en infinidad de guerras ajenas, me dedique a salvar al mundo, de hacer lo imposible, he matado a millones y he resucitado innumerables veces. Mi promesa no solo la cumplo en cada guerra que participo, si no que mi vida personal también, me es inevitable no hacerlo, ya es parte de mi y lo hare en menor o mayor medida cuando sea necesario, aun cuando sacrifique más de lo necesario.
“Marie has sido un inicio y estarás siempre conmigo como un recuerdo, si decirlo me enseñaste que las cosas se tienen que hacer bien, fuiste mi inicio y serás parte del final. Espero que el camino sea largo por que hay mucho que hacer, ya que hay poca gente que este dispuesta a salvar al mundo sin recibir nada a cambio”
Cada vez necesito despejarme de pensamientos recurro a lo que me hizo comprender Marie, cada vez que necesito replantear mis hechos, vuelvo a la Guerra a cumplir mi promesa, mi promesa autoimpuesta. Ya es mi costumbre, es mi respuesta, lo que me definirá siempre.
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“Ya decidí mi camino y este no continua al lado del tuyo, en parte lo fue, en parte fue una coincidencia, un error, un capricho, un juego, una mentira, un deseo, una esperanza, una mirada, una sonrisa, una conversación, un enojo, miedo, un secreto, un beso, una vivencia, una decepción, fue parte de mi vida”
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En estos momentos estoy en Guerra…
